Apuntes para la historia de la EFOSO ERV (Parte I)

Foto: Williams González, publicada en Google Maps



Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, 
háganlo en el nombre del Señor Jesús, 
dando gracias a Dios el Padre por medio de él.
Colosenses 3:17

El comienzo

La historia de la Escuela de Formación de Suboficiales de los Exploradores del Rey de Venezuela (EFOSO ERV), es una historia de fraternidad, amistad, trabajo en equipo y unidad. Estos apuntes que comenzaré a dejar aquí como testimonio de mi humilde aporte en la obra de Dios, son un reflejo de eso. Son un ejercicio de memoria, que siempre viene acompañada de nostalgia, pero también de la satisfacción de un trabajo realizado con todo el corazón.



Una tarde del año 2003, Wilmer Paredes me convocó para conversar sobre un proyecto que venía rodando desde hace tiempo. Él había sido cofundador de la Escuela de Maestres Superiores que saltó de la Zona 1 a la nacional y sabía que la formación del liderazgo dentro de los ERV tenía que tener continuidad.

Una mesa en el tercer piso del entonces Templo Evangélico Pentecostal Salem en San Martín, Caracas, nos sirvió de espacio. Traía un breve documento impreso con pocas páginas (que aún conservo) donde estaba trazado a grandes rasgos el proyecto de la EFOSO. Me explicó lo que se quería alcanzar y que había que desarrollar ese borrador inicial para presentarlo a la directiva zonal.

Luego del campamento zonal en agosto de ese año me integré a trabajar como directivo en la Zona 1. Ejercía el cargo de 2do Instructor Brijer, acompañando a Wilmer, quien se desempeñaba como 1er instructor. Antes había trabajado con él y con (mi compadre) Efraín Escalona como instructor en cursos dictando la materia de Civismo (por allá en el año 1999 en Altagracia de Orituco y otros lugares). 

Comenzamos a desarrollar aquellas ideas. Wilmer me explicaba lo que se buscaba y yo escribía y le daba forma. Aquellos avances se presentaban en las reuniones de directiva dirigidas por el comandante zonal (y pastor de la iglesia Visión Misionera) Dany Sabino. 

Sería en noviembre o diciembre de 2003 cuando la directiva en pleno dedicó un largo rato al tema.  Fue una de esas muchas reuniones que hacíamos durante toda la noche. Esta ocurrió en la casa de Dany e Ysmelia en Luis Hurtado, Caracas. En ese entonces Ysmelia de Sabino era la comandante femenina. También estaban Dorka Escalona (secretaria), Henny Quintana (tesorero), Gerardo Serrano (1er coordinado BES), José Cordero (2do coordinador BES y mi futuro suegro), David Durán (mi compadre y 3er coordinador BES), Efraín Escolana (comandante masculino). 

Se decidió que temporalmente el uniforme sería franela blanca con la insignia de la escuela estampada y un mono azul (en la propuesta inicial este llevaba las iniciales de la escuela), gorra negra y se excluyó la chaqueta (en un decisión transitoria que terminó siendo permanente). Se aprobó el monto de la inscripción y las mensualidades, así como el reglamento de funcionamiento.

Lo siguiente fue designar a la directiva de la EFOSO, la primera que tendría este nuevo programa de los ERV. En ese entonces el proyecto contemplaba un organigrama con dirección, subdirección, coordinación académica, coordinación de actividades, administración y secretaría. 

La dirección estaba clara. Estaría a cargo de Wilmer Paredes. Entonces el comandante Sabino le preguntó: "Además de ti, ¿quién está más empapado del proyecto? La respuesta se convirtió en mi nombramiento como subdirector: "Jean", dijo Wilmer. El organigrama se completó con Cordero como coordinador general, Durán como administrador y Maura Ibarra (comandante del destacamento El Olivo, en Guarenas) como secretaria. Las clases comenzarían en enero de 2004.

 Director de repente

La Zona 1 de los ERV venía en un proceso de recuperación de sus actividades que se había iniciado con el comando de Rafael Blanco unos años atrás y que se mantenía con Sabino. Para la gloria de Dios se abrían nuevos destacamentos, aumentaban la cantidad de niños, adolescentes y jóvenes que se integraban a la brigada y la Zona cobraba nuevas fuerzas.

La excelencia era uno de los pilares de esta etapa. El comandante Sabino enfatizaba constantemente la necesidad de hacer cada cosa con excelencia, de la mejor manera posible. Eso fue un sello de ese tiempo. 

A mediados de enero de 2004 se organizó una posta zonal en El Ávila. De allí saldría el equipo que representaría a la zona en el campamento nacional. Como 2do instructor Brijer, preparé parte del material de las evaluaciones y me presenté en la Iglesia El Buen Pastor, en La Pastora, Caracas, que sería el punto de partida con los Brijer para iniciar la competencia.

Efraín y yo esperábamos a Wilmer para terminar de coordinar los detalles. Mi aporte en ese entonces se restringía a la parte administrativa de la actividad, porque mi formación Brijer no era muy sólida (a excepción de las materias teóricas). Pasaron las horas y su ausencia nos extrañó, así que salimos a llamarlo desde el teléfono público cerca de la sede de la iglesia.

"¿Suspendido?", dijo Efraín poco después de saludar a Wilmer. Lo demás no lo recuerdo. Pero esa palabra marcó todo lo que vendría. De inmediato significaba que yo quedaba a cargo de la actividad, junto con Efraín. La sorpresa se me mezcló con la vergüenza porque ese día se me quedó la bufanda, así que además de tener que dirigir de forma imprevista, andaba mal uniformado.

Una vez superada aquella actividad, en la que ganó el Destacamento Vida Nueva, venían las definiciones con respecto a la escuela que comenzaría actividades en pocas semanas. 

En la directiva se decidió que temporalmente yo ejercería como director de la escuela. Un reto que acepté con la humildad que viene de la inexperiencia y con el temor de no meter la pata en aquel proyecto que sabíamos sería algo importante. Además, mi ascenso de ese entonces era de Oficial de 3era y estaría al frente de superiores como Cordero y Durán.

Esa disparidad de ascensos no fue impedimento para el desarrollo de las actividades. Los tres, con el constante apoyo de los comandantes Sabino y Escalona, consolidamos un equipo de trabajo que le metió el pecho a la labor que teníamos por delante. No sin cometer equivocaciones, pero en ese primer momento era un gran experimento, que gracias a Dios dio resultado.

Las clases iniciaron el sábado 31 de enero de 2004. La sede era la Escuela Técnica Industrial Rafael Vegas, en Propatria. Como la mayoría de las ETI en Caracas, era una estructura enorme. El director era un pastor y eso nos facilitó el acceso. Teníamos todo listo para una escuela con todas las de la ley: salones cómodos, sanitarios y patio amplio. Toda una rareza en ese entonces dentro de los Exploradores.

Yo no pude asistir a las primeras horas para la inauguración. Estaba trabajando, era mi primera guardia en mi trabajo en el cual me estrenaba como profesional, me había graduado de licenciado en Comunicador Social el viernes 30 de enero.

Suspendido, pero no ausente

La idea de la EFOSO había salido de la cabeza de Wilmer Paredes. En equipo le dimos forma, escribimos sus normas y configuramos aquella experiencia. Pero su suspensión significaba que aquella institución que nacía, carecía de la voz que pudiera orientar las cosas a medida que surgían. 

Al poco tiempo de arrancar, la directiva decidió que Wilmer podía asistir a las reuniones que hacíamos al terminar las clases. Allí lo veíamos llegar sin uniforme (estaba suspendido) y prácticamente dirigir aquellas reuniones donde íbamos haciendo sobre la marcha.

Wilmer había encargado a nuestra amiga Ligdabeth Zerpa la insignia de la EFOSO, la planilla de inscripción y el sobre donde se colocaban los documentos, muchos meses antes del inicio, tenía muy claro los objetivos de este proyecto y los pasos que había que dar para que se consolidara.

En esas reuniones definimos las características de las pasantías, los contenidos de las canchas del campamento y tomábamos decisiones que traía el día a día. El comandante Sabino siempre estaba presente y se involucró de lleno en el desarrollo de la escuela.

Wilmer se colaba en las clases y nos veía mientras impartíamos las materias de ese primer pensum. Estoy casi seguro de que nos vio a todos dar clases. 

Esta participación y el trabajo en equipo que se fue consolidando determinó la base de esta etapa de la EFOSO. La primera directiva estaría al frente hasta agosto de 2004, tras el campamento y las pasantías.