Regla #1: No critiques a tu jefe en público


(Traducción del artículo Rule #1: Don’t Publicly Criticize Your Boss
de Michael Hyatt. Jefe de Thomas Nelson Publisher)


Nunca es una buena idea criticar a tu jefe en público. Es incluso una peor idea hacerlo a los medios. Si lo haces, no te sorprendas que te despidan. Lo estabas buscando.

Durante los días recientes observe con sorpresa el drama del General Stanley McChrystal* Antes de que esto ocurriera ni siquiera sabía su nombre. En caso de estés en la misma posición te ubico un poco en el contexto.

Hace poco más de un año, el presidente Barack Obama designó al General McChrystal para liderar la guerra en Afganistán. Él es un graduado de West Point** y pasó los últimos cinco años trabajando en operaciones secretas del Pentágono. Él es famoso por decir en voz alta lo que otros militares tienen miedo de siquiera pensar, una de las razones por la que la decisión del presidente Obama de nombrarlo fue considerada como racional.

Pero esta vez fue demasiado lejos. Dio una serie de entrevistas a la revista Rolling Stone en las que critica a varias personas prominentes de la Administración Obama, al vicepresidente y al mismo Presidente.

Algunas de las cosas que dijo:
• Señaló la estrategia antiterrorista defendida por el vicepresidente Joe Biden como “cortoplacista”, diciendo que conduciría al estado de “Caos-quistán”
• Dijo que Obama lucía incómodo e intimidado en una reunión con los militares.
• Asegura que Obama, su nuevo jefe, no se reunió con él hasta cuatro meses después de su nombramiento. Despectivamente dijo que había sido una reunión de 10 minutos para tomarse una foto.
• Dijo que Obama “no se veía muy comprometido” y que estaba decepcionado por su respuesta a la guerra.
• Criticó a jefes del Departamento de Estado y la Casa Blanca. Está claro que piensa que todos, excepto aquellos que están en su equipo, son idiotas.

He visto esta actitud muchas veces en mi carrera. Créanme. Entiendo la frustración. He trabajado con muchos cabeza de chorlito y he estado tentado a criticarlos en público. Pero nunca he visto eso como algo positivo. Como lo dijo Salomón hace un milenio:

“No maldigas al rey ni con el pensamiento, ni en privado maldigas al rico, pues las aves del cielo pueden correr la voz. Tienen alas y pueden divulgarlo”. (Eclesiastés 10:20)
La gente en puestos de autoridad eventualmente lo descubre. Y cuando lo hacen, puedes descubrir que no eras tan indispensable después de todo. Hubiese estado impactado y francamente decepcionado si el presidente Obama no hubiera despedido al General McChrystal.

Si tienes algún problema con tu jefe, déjame hacerte una propuesta alternativa:

1. Dale a tu jefe el beneficio de la duda. Tu perspectiva es limitada. Estás viendo solo un lado del asunto. Tal vez es un malentendido. Nunca estarás equivocado asumiendo lo mejor.

2. No hables negativamente de tu jefe en público. Como líder, estas sirviendo de ejemplo. Si criticas a tu jefe, tus subalternos te criticarán a ti. Replicarás tu comportamiento. No siembres las semillas de la deslealtad o incluso del descontento.

3. Reúnete con tu jefe en privado y plantéale tus quejas. Hazlo con valentía, honestidad y respeto. Si eres un líder competente, te escuchará con atención y actuará apropiadamente. Incluso si él o ella no lo hace, tu lo has hecho de la manera honorable.

4. Si te sientes profundamente en desacuerdo con las ódernes de tu jefe. Entonces renuncia. Es una cobardía “morder la mano que te alimenta”. O apoyas a tu jefe en público o busca otro lugar donde trabajar.

Esta realidad se reduce a una cuestión de integridad. Aun cuando tu jefe sea un incompetente, usted tiene el deber de respetarlo (ver Romanos 13:1-7). Si usted no puede hacer eso, necesita a renunciar. Hablar en público, mientras se está empleado, no es una opción.
© 2010, Michael S. Hyatt. All rights reserved. Originally published at www.michaelhyatt.com.

* Hasta el pasado miércoles jefe militar estadounidense en Afganistán
** La mejor academia militar de EEUU