La otra historia del día del trabajador


Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra,  porque de ella fuiste tomado;  pues polvo eres,  y al polvo volverás”
Génesis 3:19   



Como creador de todo lo que existe, Dios es también el inventor del trabajo. Queda claro en la Biblia que el sudarse la frente para obtener el sustento es un castigo por la desobediencia del hombre. Lo que se conoce como la “caída de la humanidad”, el momento cumbre donde el pecado entró a la Tierra. 

A pesar de lo que dice el negrito del batei, que “el trabajo lo hizo Dios como castigo”, la Biblia es rica en estimular esta actividad y la resalta como un valor.

“Hagan lo que hagan,  trabajen de buena gana,  como para el Señor y no como para nadie en este mundo”. Colosenses 3:23. Resaltando que el trabajo bien hecho es una forma de agradar a Dios.

Señala Howard Dayton en su libro “Su dinero cuenta” (2004) que las escrituras destacan tres aspectos en relación con el trabajo: Dios da las habilidades, da el éxito y controla los ascensos. 

Pero también señala la Biblia las responsabilidades del trabajador: “ Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño”, indica Eclesiastés 9:10, y, siempre Dios pendiente de cuidar a su creación, nos recuerda “Trabaja durante seis días,  pero descansa el séptimo.  Ese día deberás descansar”. Éxodo 34:21 .

Así que mucho antes de que los trabajadores de Chicago, dieran origen a lo que hoy se conoce como el Día del Trabajador, Dios se habían anticipado y había dejado por escrito el significado y valor de esta actividad que día a día realizamos.

Feliz Día del trabajador