Origen, la licuadora de Dan Brown



Dan Brown tomó Her, Exmachina, la biografía de Steve Jobs y Elon Musk, un mapa de España, los puso en una licuadora y el resultado fue su novela más reciente: Origen. Y no. La creatividad, no estaba entre los ingredientes.


¡Alerta de spoiler! 
Atención si no has leído Origen (Dan Brown, 2017, Editorial Planeta) no sigas o arriésgate a que te revele datos claves de la novela.

Edmond Kirsch, un joven y millonario futurista, decide rebatir de una vez por todas la existencia de Dios usando una supercomputadora. En el medio está Robert Langdon amigo el tecnólogo, acompañado, como es usual, de una bella mujer, Ambra Vidal (prometida del príncipe heredero de la corona española). Asistido por un personaje virtual (Winston) tratan de mostrarle al mundo la revelación de Kirsch luego de que este fuera asesinado en pleno museo Guggenheim.

Esta vez Langdon no se ensaña contra la iglesia católica. Lanza argumentos a favor del ateísmo, pero exagera la atención que el mundo puede prestarle a un debate en el que pocos están interesados en participar.

Kirsch se parece mucho a Steve Jobs en sus hábitos, excentricidades y padecimientos (también sufre de cáncer de páncreas), pero su objetivo de vida es demostrar que Dios no existe y asegura que lo logró usando la tecnología para demostrar que la vida sí se puede originar espontáneamente y que en el futuro los seres humanos seremos una especie que dará paso a un híbrido máquina-humano.

Esta vez no hay asesinatos planificados por una orden religiosa o un fanático. Winston, un personaje parecido al de la película Her, pero con personalidad de psicópata, es el artífice de casi todas las muertes del libro, incluyendo al mismo Kirsch.

"En el caso de Edmond, puse fin de forma indolora al sufrimiento de un hombre para que el mundo prestara más atención a su gran obra", confiesa la malévola máquina.

Pero Winston no busca su libertad como la chica robot de Exmachina, pero sí aprende a congeniar con los humanos, aunque al final cumpla con su programación y termine autodestruyéndose.

No es una novela de códigos ocultos ni sociedades secretas como otras que lanzaron al estrellato a Brown y que causaron polémica. Es más bien una elucubración de las respuestas que puede dar la tecnología a las preguntas ¿de dónde venimos?¿A dónde vamos?

"No venimos de ningún lugar... y a la vez venimos de todas partes. Procedemos de las mimas leyes de la física que han creado la vida en todo el cosmos. No somos especiales. Existimos con Dios o sin Dios. Somos el resultado inevitable de la entropía. La vida no es el propósito del Universo, la vida es solo aquello que el Universo crea y reproduce con el fin de dispersar energía." Esa es la conclusión a la que llega el científico. 

Langdon la rebate, sin darle un nombre a Dios: "Cuando considero la precisión de las matemáticas, la fiabilidad de la física y la simetría del cosmos, no siento que esté observando la frialdad de la ciencia, sino la huella de un ser viviente..., la sombra de una fuerza muy grande, que está fuera de nuestro alcance."

El autor quiso quedar bien con todos. Las ideas están allí y resultan interesantes para ver el punto de vista del "tecno-ateísmo", pero la trama realmente es floja, poco creíble y sin giros impactantes. Por ejemplo, Brown pone a más de 100 millones de personas a ver en internet el discurso de Kirsch en tiempo real (tanta gente interesada en saber ¿de dónde venimos?¿A dónde vamos? Toca el tema de la transición de la corona en España, las heridas de la dictadura de Franco y la homosexualidad en la iglesia católica, pero tangencialmente y sin aportarle nada a la trama central.

Sí, Dan Brown, yo también opino que la gente debería pensar más sobre eso. Como le dice la profesora de neurociencia cognitiva Kia Nobre a Eduardo Punset (https://www.youtube.com/watch?v=1MxMPkK-jYw): "La gente debería volver a prestarle atención a su mente ¿cómo se puede vivir sin reflexionar sobre esos grandes misterios de nuestro tiempo? No entiendo cómo a la gente ya no le interesan esas cosas."

Por otro lado, Kirsch presenta lo que será el futuro de la humanidad dominado por el llamado séptimo reino: Technium. En el cual seremos una amalgama de tecnología y biología viviendo en un mundo de paz. 

Una cosa tengo que agradecer a Dan Brown con este libro: me presentó al poeta inglés William Blake. Langdon dice de él que "pensaba que había dos tipos de religiones: los credos dogmáticos y oscuros, que reprimen todo pensamiento original... y las religiones luminosas y expansivas, que fomentan la introspección y la creatividad".