Los laberintos de Carlos Ruiz Zafón



Si alguien preguntara de qué tratan las cuatro novelas de la saga El Cementerio de los Libros Olvidados escritas por el español Carlos Ruiz Zafón sería difícil decidirse por una sola respuesta. La vida bajo la tiranía de Francisco Franco, las desventuras de escritores y libreros, la fatalidad de algunos amores o la crueldad que azota algunas existencias, se combinan en más de 2.000 páginas que tomaron 14 años en llegar completas a los lectores.

Ruiz Zafón construye un complejo laberinto de personajes e historias que se desarrollan en su Barcelona natal, con una narración por lo general melancólica, pesimista y cargada de una negatividad que a veces ahoga, como si nunca nadie en esa historia va a terminar contento. Esa es precisamente su herramienta más poderosa: la crudeza con la que muestra muchas realidades de la vida.

Por otro lado, es también un tratado sobre el arte de escribir (y sus consecuencias). Visto en conjunto, son cuatro obras sobre libros, que mezclan historia, ficción y fantasía. Cada libro podría leerse por separado sin necesidad de los otros tres, pero creo que el lector quedará más satisfecho si lo hace en el orden en que se publicaron: La Sombra del Viento (2002), El Juego del Ángel (2008), El Prisionero del Cielo (2011) Y El Laberinto de los Espíritus (2016).

Los cuatro fueron éxitos de venta en español y traducidos a varios idiomas. Sin embargo, el autor aseguró en una entrevista que nunca permitirá que sean llevados al cine. “Me resisto razonablemente bien y he sobrevivido estos años a  todas estas tentaciones. Para mí estos libros son un homenaje a la literatura y la idea de transformarlos en otra cosa sería una traición a su propia naturaleza y me parece innecesario”, dijo en la presentación de la última pieza, según recoge el diario La Vanguardia.

Y es un gran homenaje a la literatura. Sus referencias a las grandes obras del arte escrito son múltiples y lejanas a la salamería de las novelas comerciales.

(Alerta de spoiler)  A partir de aquí doy algunos detalles reveladores de las historias de las novelas
No estudié letras, ni he asistido a un taller de escritura creativa, pero si me pidieran un ejemplo de cómo escribir una novela pondría sin dudar a estas cuatro obras. Además de dar mordaces consejos sobre la labor de escribir, Ruiz Zafón explica a través de un personaje cómo estructuró la tetralogía y suelta tips para escritores novatos en cada una de las entregas.

“(…) Si realmente vas a dedicarte a escribir, o al menos a escribir para que otros te lean, vas a tener que acostúmbrate a que a veces te ignoren, te insulten, te desprecien y casi siempre te muestren indiferencia. Es una de las ventajas del oficio”, le suelta David Martín a Isabella Gispart, una pareja clave de los relatos que se entretejen en las cuatro novelas.

El hijo de ellos dos, Julián, resulta ser la clave. En especial porque es él quien se revela como autor de todo lo que se leyó, en una curiosa vuelta que remata con solidez todo el entramado.

Ruiz Zafón se las ingenia para incluir los horrores de la tiranía de Franco, en especial la tragedia de los niños robados, como uno de los temas de El Laberinto de los Espíritus, y con ello conecta la vida de todos los personajes de los tres libros anteriores en un suave aterrizaje de un vuelo turbulento. Es parte del juego literario del autor, por un momento crees que son historias separadas, pero en la última entrega todas se conectan de una forma inesperada.

Me quedo con su forma de usar la descripción, a veces muy detallada y en otras muy gráficas, una combinación que deja en la imaginación del lector una imagen muy clara. Esta fue una que subrayé en El Prisionero del Cielo:

“Una neblina de sangre emergió por el otro lado y el cuerpo, ya cadáver, se sostuvo un instante en pie envuelto en el halo de pólvora antes de precipitarse al suelo como un muñeco roto”. 

Creo que es un autor que seguirá sorprendiéndonos con más historias.